La hipoteca fija es el tipo de préstamo hipotecario en el que la cuota mensual se mantiene estable durante todo el plazo, ya que el tipo de interés no cambia. Esta característica la convierte en una opción muy valorada por quienes buscan previsión y tranquilidad, aunque no siempre es la alternativa que más conviene en todos los casos.
En esta guía te explicamos cómo funciona una hipoteca fija, cómo se calcula la cuota y qué factores deberías analizar antes de decidir.
Una hipoteca fija es un préstamo para la compra de vivienda en el que el tipo de interés se mantiene constante desde la firma hasta el final del plazo. Esto significa que:
A diferencia de otros tipos de hipoteca, no hay revisiones periódicas del interés ni cambios en la cuota por la evolución del mercado.
El funcionamiento de una hipoteca fija es sencillo, pero conviene entender bien sus elementos principales.
El banco aplica un tipo de interés fijo durante todo el préstamo. El plazo elegido (20, 25 o 30 años, por ejemplo) influye directamente en la cuota y en el total de intereses que acabarás pagando.
La cuota se calcula normalmente con el sistema francés, por lo que cada mes pagas una parte de intereses y otra de capital. Aunque la cuota es siempre la misma, la proporción entre intereses y capital cambia con el tiempo.
El coste real de una hipoteca fija no depende solo del interés. También influyen aspectos como comisiones, productos vinculados y el plazo elegido.
Para ver condiciones reales y solicitar este tipo de préstamo, puedes consultar la página de hipoteca fija:
https://www.hipotecas.me/hipoteca-fija
La cuota de una hipoteca fija depende principalmente de tres factores:
Cuanto mayor sea el plazo, menor será la cuota mensual, pero mayor el total de intereses pagados. Por eso es importante no fijarse solo en la cuota, sino también en el coste a largo plazo.
Si quieres hacer números con tu propio caso, puedes usar este simulador de hipotecas:
https://www.hipotecas.me/simulador-hipotecas
Una hipoteca fija suele encajar mejor en perfiles que:
En estos casos, pagar un poco más puede compensar por la tranquilidad de saber que la cuota no cambiará.
Antes de decidir, conviene analizar bien la oferta y no quedarse solo con el tipo de interés.
Es importante diferenciar entre el TIN y la TAE, ya que esta última incluye comisiones y otros costes asociados al préstamo.
Algunas hipotecas fijas exigen contratar productos adicionales, como seguros o domiciliar la nómina. Estas vinculaciones influyen en el coste real.
Para comparar ofertas reales y ver qué condiciones ofrecen los bancos, puedes usar el comparador de hipotecas:
https://www.hipotecas.me/comparador-hipotecas
La hipoteca fija ofrece estabilidad y previsión, pero no siempre es la opción más barata. Analizar el tipo de interés, el plazo, las comisiones y tu situación personal es clave para decidir con criterio.
Elegir bien el tipo de hipoteca es una decisión a largo plazo, por lo que conviene comparar, simular y entender bien las condiciones antes de firmar.

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