Comprar una segunda vivienda en España es una decisión habitual, ya sea como residencia vacacional, para uso familiar o como inversión a medio plazo. Uno de los primeros puntos que conviene aclarar antes de iniciar cualquier trámite es cuánto dinero necesitas aportar de tus ahorros.
En las hipotecas para segunda vivienda, los bancos aplican criterios más conservadores que en la vivienda habitual. Por eso, conocer con antelación el importe de la entrada y los gastos asociados te ayudará a evaluar si la operación es viable y a evitar sorpresas más adelante.
Cuando se habla de entrada, no solo hay que pensar en el porcentaje del precio que el banco no financia. En una segunda vivienda, el desembolso inicial se divide en dos bloques bien diferenciados.
Las entidades suelen conceder un porcentaje limitado del valor de la vivienda. La diferencia entre el precio del inmueble y la cantidad financiada es la entrada propiamente dicha, que debe salir de tus ahorros.
Además de la entrada, hay que contar con los gastos derivados de la compraventa y de la hipoteca: impuestos, notaría, registro, tasación y otros costes administrativos. Este apartado suele infravalorarse y es clave para hacer números realistas.
En términos generales, los bancos en España suelen financiar entre el 60 % y el 70 % del valor de tasación o del precio de compraventa, tomando como referencia el menor de los dos.
Esto implica que el comprador debe aportar:
En la práctica, el ahorro total necesario suele situarse cerca del 40 %–50 % del precio de compra.
Para entenderlo mejor, veamos un ejemplo sencillo.
Supongamos una vivienda con un precio de 200.000 €:
El ahorro total orientativo que necesitarías sería de 80.000 €.
Este cálculo permite visualizar por qué la planificación previa es tan importante en este tipo de operaciones.
Desde el punto de vista del banco, una segunda vivienda supone un riesgo mayor que la vivienda habitual. Entre los motivos más habituales se encuentran:
Por este motivo, las entidades ajustan la financiación, el plazo y las condiciones para protegerse frente a posibles impagos.
Aunque no es lo habitual, existen situaciones en las que los bancos pueden ofrecer un porcentaje de financiación superior. Suele ocurrir cuando el solicitante presenta un perfil especialmente sólido, con ingresos estables, bajo nivel de endeudamiento y un buen historial financiero.
En determinadas operaciones se pueden plantear garantías adicionales, como otro inmueble libre de cargas. Este tipo de estructuras requiere un análisis detallado y no siempre resulta conveniente, por lo que conviene estudiarlo caso a caso.
Si quieres conocer cómo suelen funcionar estas operaciones y qué condiciones se aplican actualmente, puedes consultar la guía completa sobre hipoteca de segunda vivienda aquí:
hipoteca segunda vivienda
Si tras hacer números ves que no alcanzas el ahorro necesario, lo más recomendable es no precipitarse. Algunas opciones que suelen valorarse en la práctica son:
Tomar decisiones sin una visión global puede traducirse en rechazos o en condiciones poco favorables.
Aunque el porcentaje financiado depende en gran medida del banco y del tipo de operación, hay aspectos de tu perfil que pueden ayudarte a negociar mejores condiciones:
Cuanto menor sea el riesgo percibido por la entidad, mayor será el margen de maniobra.
Si estás valorando este tipo de compra, es recomendable revisar las condiciones actuales y ver qué opciones encajan mejor con tu situación personal.
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