Cuando un no residente solicita una hipoteca en España, el primer dato que marca la operación es el porcentaje de financiación. A diferencia de los residentes, que pueden llegar al 80 % o incluso más en casos puntuales, los no residentes parten de un escenario más restrictivo.
Esto obliga a planificar muy bien la compra desde el inicio.
De forma general, los rangos habituales son:
Financiaciones superiores son excepcionales y dependen de convenios internos o perfiles de riesgo muy bajo.
Si un banco financia el 60 %–70 %, el comprador debe aportar:
En la práctica, muchos no residentes necesitan disponer de entre el 40 % y el 50 % del precio total en fondos propios.
Los principales motivos son:
Por eso, las entidades compensan ese riesgo reduciendo el importe financiado.
Aunque el límite general está claro, algunos factores pueden mejorar el porcentaje:
No todos los bancos aplican el mismo criterio. Algunas entidades son más conservadoras (60 %), mientras que otras, en perfiles muy concretos, pueden llegar al 70 %.
Por eso, acudir a una sola entidad suele limitar mucho las opciones. Comparar productos específicos como la hipoteca para no residentes es clave para conocer el margen real de financiación.
Algunos errores frecuentes son:
Una mala planificación en este punto suele provocar bloqueos en fases avanzadas de la operación.
Para adaptarte al escenario real:
Cuanto más preparado esté el comprador, menos fricciones encontrará durante el proceso.
La hipoteca para no residentes no es imposible, pero sí exige expectativas realistas. Entender desde el inicio cuánto financian los bancos evita pérdidas de tiempo y negociaciones fallidas.
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