Fase 1: tipo fijo inicial
En la primera etapa (habitualmente entre 3 y 10 años), la cuota no cambia. Esto aporta tranquilidad y permite planificar gastos con mayor seguridad.

La hipoteca mixta combina un tipo fijo durante los primeros años y un tipo variable después. Es una opción intermedia para quienes buscan seguridad inicial sin renunciar a posibles ahorros a largo plazo. Aquí te explicamos cómo funciona, cuándo conviene y qué debes tener en cuenta antes de contratarla.
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Una hipoteca mixta combina dos fases: un periodo inicial a tipo fijo y un periodo posterior a tipo variable. Durante los primeros años pagas una cuota estable; después, la cuota se ajusta normalmente al euríbor más un diferencial.
En la primera etapa (habitualmente entre 3 y 10 años), la cuota no cambia. Esto aporta tranquilidad y permite planificar gastos con mayor seguridad.
Tras el periodo fijo, la hipoteca pasa a tipo variable. La cuota se revisa periódicamente en función del euríbor y el diferencial pactado.
| Tipo | Ventaja principal | Inconveniente |
|---|---|---|
| Mixta | Equilibrio entre estabilidad inicial y potencial ahorro | Incertidumbre futura si suben los tipos |
| Fija | Cuota estable durante toda la vida del préstamo | Suele partir de un interés más alto |
| Variable | Cuotas iniciales más bajas | Mayor volatilidad e incertidumbre |
Si quieres estimar el coste de compra (impuestos y gastos), usa nuestra herramienta: Calculadora ITP y gastos →
Lo más habitual es un tramo fijo de 3 a 10 años. Algunas entidades ofrecen 5, 7 o 10 años como configuraciones frecuentes. Lo relevante es que el plazo fijo encaje con tu estrategia (amortizar, mudarte, subrogar, etc.).
La hipoteca pasa a tipo variable y la cuota se revisa con el índice pactado (normalmente euríbor) más un diferencial. Si el euríbor sube, la cuota puede subir; si baja, puede bajar.
Depende de tu perfil y horizonte. La fija aporta estabilidad total; la mixta puede ofrecer una cuota fija inicial más atractiva y flexibilidad futura, pero introduce incertidumbre en la fase variable.
Compara el tipo del tramo fijo, el diferencial del tramo variable, las comisiones, el coste de las vinculaciones y la flexibilidad para amortizar o subrogar. Para verlo rápido: usa el comparador →
Sí, normalmente puedes cambiar de banco mediante subrogación, aunque dependerá de tus condiciones, del mercado y de las comisiones. Consulta el concepto en el glosario: subrogación →
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